La responsabilidad de presentar a los medios a la selección española de Baloncesto, fué un regalo que cualquier profesional del sector hubiera querido recibir.
La oportunidad de escenificar lo grandes que son nuestros jugadores se convirtió en el foco principal de la acción.
Un efecto tan antiguo como las «sombras chinescas” permitió mostrar la envergadura y potencial de cada jugador convocado.